A día de hoy al igual que otras muchas cosas, está tan desvirtuado todo que creo conveniente aportar algo de luz, para que los tipos de estilos progresivos y sus alegres etiquetas caprichosas no se mezclen entre el exceso de propuestas que aparecen y que además la gente más joven no se pierda constantemente en un mar de confusión. Dando por hecho que por un milagro de la sensibilidad y la sensatez opte por escuchar una música que tenga unas directrices muy concretas. Todo ello con el fin de que se aclare algo y diferencie lo que es una banda de “rock” y lo que es una banda “prog”. Las líneas están hoy tan desdibujadas y con tanta especia artificial para disimular el sabor que la confusión es fácil tenerla si te estás iniciando en ello y desde luego la información y las múltiples etiquetas que ponen a cada producto no ayuda a ello. Naturalmente no todo lo que entra por los oídos tiene el mismo efecto en la gente que escucha música. En los años sesenta-setenta y aunque esto pu...
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HAPPY THE MAN - Crafty Hands (1978)
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Recuerdo con exactitud la decadencia progresiva de los últimos 70´s. Los que empezamos a la par que el estilo lo vimos nacer y crecer entre 1969 y 1976 (siendo generoso) pero también arruinarse en cuestión de un año y ese fue principalmente 1978. Las producciones de rock progresivo de finales de los años 70 y principios 80 fueron en su mayoría una galería de los horrores.
A partir de 1977 no se salvó ni uno de los grandes diplodocus con dobles mástiles de guitarra, muros de teclados analógicos, baterías giratorias con gong detrás y modelitos de ropa escénica de dudoso gusto con discos horteras de “rock sinfónico” a tutiplén. Entre el 79-80 la peste de neón y plástico tiene engendros memorables. Cuando vi a los Jethro Tull con monos y botas de laboratorio para salvar a ET en una nave alienígena o a Peter Gabriel haciendo batucadas con tambores me di cuenta de que la Atlantis musical se había hundido en las negras profundidades. La lista en Europa es interminable y no se salvó casi nadie. Incluso los últimos náufragos del Canterbury hicieron alguna barrabasada en cuanto al tecno, la disco y el punk que terminaron con la música inteligente. Cuando Europa se cansó de la épica otros países como Japón principalmente comenzaron a grabar discos de progresivo estupendos y USA, algo despistada todavía, tuvo algunos ejemplos de irreductibles galos que todavía hicieron alguna grabación memorable tal es el caso de los Happy The Man.
“Crafty Hands” es un perfecto compañero del anterior. Casi juntos podrían haber sido un doble álbum aunque sin duda los expertos en el grupo que hilen fino notarán algunas diferencias. Entra un nuevo drummer: Ron Riddle con un nivel de jazz tan bueno como el anterior Mike Beck pero quizás con mayor pegada. No llegaría a hacer giras con ellos pues se separaron poco después de editar este álbum. Kit Watkins sería llamado a las filas de Camel para “I Can See Your House From Here” de 1979 y daría un toque fresco y distintivo a la banda de Andy Latimer también en el siguiente disco “Nude” (1981). En esas giras de Camel las versiones en manos de Watkins cobran un colorido especial. “Service With A Smile” es una apertura instrumental fantástica pero demasiado breve. El doble kit de teclados Wyatt-Watkins determina el estilo amable y delicado que les caracteriza, pero nunca facilón o excesivamente meloso. No hay concesiones a ese respecto. El empleo inteligente de composiciones ricas en notas y acordes poco habituales en otras bandas similares hacen de Happy The Man una banda que la escuchas y ciertamente te agrada, aunque no consigues casi nunca que las melodías sofisticadas que utilizan se queden en tu mente. Me atrevo a decir que es una banda “impresionista”. El efecto melódico queda como desdibujado adrede. Los cambios son constantes un poco a lo Gentle Giant si tú quieres y si prescindes del poderío vocal de la banda británica, pero con conceptos de composición que yo encuentro muchas veces similares, aunque sin el poderoso ramalazo hard rock de la familia Shulman.
Los Happy son ante todo una banda de jazz-rock refinado con ribetes neoclásicos y modernistas. La base clásica y académica de Frank Wyatt es inconfundible. Las rapidísimas escalas de moog solo de Kit Watkins hacen el resto. La guitarra de Stan Whitaker es complicada, retorcida y laboriosa a veces como un Phil Miller, quizá no tan fría como éste, pero de la misma escuela. “Wind Up Doll Day Wind” es la única pieza cantada por Whitaker con cierto trasfondo épico en la rítmica de marcha y bonitos contrapuntos de viento. Las partes atmosféricas en ciertos momentos del álbum indican la futura inclinación de Kit por las músicas relajantes, no en vano el contagio de la llamada “new age” enfermaría musicalmente sus futuros discos en solitario lo cual cabrea cuando descubres un teclista de la capacidad técnica de Watkins o el propio Rick Wakeman y las horas grabadas de música inocua, aburrida e insípida que ambos realizaron durante los 80´s. Todos hacemos tonterías en la vida sin excepción. Yo casi a diario. De lo contrario no seríamos humanos.
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