A día de hoy al igual que otras muchas cosas, está tan desvirtuado todo que creo conveniente aportar algo de luz, para que los tipos de estilos progresivos y sus alegres etiquetas caprichosas no se mezclen entre el exceso de propuestas que aparecen y que además la gente más joven no se pierda constantemente en un mar de confusión. Dando por hecho que por un milagro de la sensibilidad y la sensatez opte por escuchar una música que tenga unas directrices muy concretas. Todo ello con el fin de que se aclare algo y diferencie lo que es una banda de “rock” y lo que es una banda “prog”. Las líneas están hoy tan desdibujadas y con tanta especia artificial para disimular el sabor que la confusión es fácil tenerla si te estás iniciando en ello y desde luego la información y las múltiples etiquetas que ponen a cada producto no ayuda a ello. Naturalmente no todo lo que entra por los oídos tiene el mismo efecto en la gente que escucha música. En los años sesenta-setenta y aunque esto pu...
El hecho de que hasta el panadero de la esquina pueda grabar discos por su cuenta hoy día, hace que nos encontremos ante una ingente producción discográfica de todo pelaje, y sí, también de psicodelia, kosmische, kraut y músicas afines. Hay que añadirle el plus de que aunque el grupo esté en un pueblo en el culo del mundo, va a ser conocido a poco que te esfuerzes en buscar mandanga underground. Basta con que esté en la red, y alguien lo va a escuchar, seguro. Así que puedo asegurar que nunca habíamos sido invadidos por tal cantidad de material. Y a la vez su acceso está a un golpe de click de ratón. Ante éste panorama, se puede llegar a la errónea conclusión de que la basura lo invade todo. Pues no es así. Lo anormal es encontrar alguien malo. La media está muy alta, por lo menos en éstas músicas, aunque siempre te puedes poner tikismikis para hacer una criba necesaria. Y luego están los que destacan claramente de la media. Tanto que te apena no hayan salido en la época dorada, porque con el aluvión diario, pueden perderse en la jungla vinílica.
Es el caso de los australianos Dreamtime. Los de Brisbane (hablan de toda una escena psicodélica por allí ), presentan aquí su tercer álbum, tras un homónimo debut de comienzos de década, y "Sun" del 2012. Tras un largo silencio, en Diciembre de 2016 lanzaban "Strange Pleasures", ( en realidad, data del año pasado ).
El álbum, que es doble, ha salido en una tirada de 500 vinilos y una más limitada de 90 cdr, que dice mucho de como está el patio a nivel formatos. La formación consta de Zal Anderson (guitarras, voz solista), Cat Maddin (bajo, voz solista, theremin), Tara Wardrop (batería y voces) y Fergus Smith (sintetizadores, guiar, shahi baaja, voces).
Se trata de un complejo concept album descriptivo sobre un fabuloso mundo surrealista que queda bien plasmado en el maravilloso arte de portada, recordando otros tiempos. También la música, grabada en una vieja mesa analógica, hace de túnel del tiempo sonoro para nuestro placer.
"Luminous Knight" (7'16) abre la primera cara con fat sounds sintes, poderío percusivo y pulsante bajo, más unas guitarras ácidas dignas del "Ocean" de Eloy. La voz femenina de Cat y la inmensidad analógica lo cubren todo. Muy convincente.
"Golden Altar" (8'29) comienza con dominio teclistico y coros mellotronicos no alejados de Tangerine Dream en los mediados 70. Puro kraut "psychosinfonico" que pone la máquina del tiempo de nuestra parte. Ash Ra Tempel (hasta con voces a lo Rossi), Mythos, Agitation Free (con musas orientales inclusive) o Amón Düül II, en plena orgía sonora swinger. Ahora canta Zac entre ecos y ritmos tribal-espaciales, y esto parece otro aviso en vano para que Eugenia tenga cuidado con el hacha, que va a ser que no.
En la 2, "River Sprites" (5'33) es un tratado místico -cósmico a dos etereas voces al estilo de Amon Düül II.
Los efectos anti-gravedad marca Manuel Gottsching nos traen "Fire" (8'52). En otro desarrollo percusivo étnico de ofrenda nativa a cualquier dios de mierda en una aldea perdida de un planeta, vaya usted a saber de qué pliegue espacio-tiempo. El trance psych de Dreamtime es sinceramente místico, sano, sublime. Esto es música de vibración eterna, que no entiende de pasajeras tendencias chorras. Esto va en serio. Y un nombre actual afín a su estilo , modos y planteamientos, serían Eye.
Termina la cara con "Ascensión" (6'22), con más misterios de fondo analógico y stoned vocals para subir muy alto y perder de vista a ésta gran bola cada vez menos azul, y más llena de estiércol. La maquinaria ensoñadora de Dreamtime funciona a pleno rendimiento, pudiendo peligrar tu olla, en un viaje sin retorno a la "lucidez" de Syd Barrett, (lo cual sería una suerte).
Para el segundo disco sigue está montaña rusa cósmica densa de cojones, con temas como "The Sentient" (7'52), "Strange Pleasures" (7'59), "Spectral Entropy" (11'22) o "Serpent's Tongue" (6'07), entre otras. Que dan para una tesis doctoral de psiquiatría, porque aquí hay buen caldo de cultivo (marihuanero). Dreamtime se han marcado una doble obra maestra de kosmische atemporal, que lo es, habiendo comprobado su peligroso potencial, muy a respetar. Recuerdas el tiempo que tuviste que invertir para asimilar "Yeti" o "Tanz Der Lemminge"? Pues ahora igual.
De verdad, una auténtica maravilla.
J.J. IGLESIAS
1. Luminous Knight 00:00
2. Golden Altar 07:16
3. River Sprites 15:45
4. Fire 21:18
5. Ascension 30:10
6. The Sentient 36:32
7. Strange Pleasures 44:24
8. Celestial Spores 52:23
9. Spectral Entropy 55:19
10. Gamma Globulin 01:06:41
11. Serpent's Tongue 01:10:47
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