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EL PROGRESIVO DEL SIGLO XXI -1: Cyan - Magenta

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 A día de hoy al igual que otras muchas cosas, está tan desvirtuado todo que creo conveniente aportar algo de luz, para que los tipos de estilos progresivos y sus alegres etiquetas caprichosas no se mezclen entre el exceso de propuestas que aparecen y que además la gente más joven no se pierda constantemente en un mar de confusión. Dando por hecho que por un milagro de la sensibilidad y la sensatez opte por escuchar una música que tenga unas directrices muy concretas. Todo ello con el fin de que se aclare algo y diferencie lo que es una banda de “rock” y lo que es una banda “prog”. Las líneas están hoy tan desdibujadas y con tanta especia artificial para disimular el sabor que la confusión es fácil tenerla si te estás iniciando en ello y desde luego la información y las múltiples etiquetas que ponen a cada producto no ayuda a ello.  Naturalmente no todo lo que entra por los oídos tiene el mismo efecto en la gente que escucha música. En los años sesenta-setenta y aunque esto pu...

MOON CLUSTER - Dystopika (2024/ Sile Music)

 Me habían recomendado escuchar a Moon Cluster, en el que creo que es su primer álbum,  "Dystopika", de hace unos meses. De hecho ya los tenía en mi lista de "próximos investigados". Luego viene mi buen amigo y compañero en los tiempos de Atropos, José Luis Pérez, y me los menciona de nuevo. Ahora sí que ya no hay demora. Así que me puse manos a la obra con éstos bilbaínos de los que no tengo mucha más información. 



Son Elis Casado (teclados, voz), Mortensen Rik (bajo, voz), Miguel Ramírez (guitarra) y Ricar Fernández (batería).

Para cualquier proghead, que el álbum conste de tres únicos temas largos ya es objeto de curiosidad "malsana". Y que uno de ellos dure 20 minutos, a mí siempre me da puntos.

"Oh Lord" (11'41) nos sumerge de golpe en una pecaminosa zona reservada de penumbra y misterio, donde los inciensos floydianos mid-70s no se hacen esperar. Hammond que predomina, en levitación de oscuridad lunar evidente. Gilmour se alía con Jane, Eloy o Harlis, y el ritmo trata de sujetar en tierra la volada extracorpórea de exquisito tratamiento estilístico. Moon Cluster trabajan la languidez espacial como expertos psiconautas. No sé,  puede que el norte ayude a ésa paz espiritual que transmiten. Es una regresión que se percibe actual, sin artificio ni trampa alguna, creando nuevos senderos de un camino estelar que todos amamos transitar porque hemos crecido disfrutando su recorrido. Emocional, efectivo, fresco, acogedor refugio contra tiempos de inmundicia sonora y venenosa toxicidad musical. Tiempos de mentiras. Incluso dentro de un supuesto Caballo de Troya prog.

Cambian registro en "Green and Watery" (9'49), con tecla orquestal y majestuosidad que roza el Downer. Todo de elegante etiqueta. Procol Harum con un Rick Wright entrado en dramatismos Moog. Incidiendo en un sentimiento prioritario, por encima de técnicas demenciales, heladas, superficiales. Tanto ritmo como guitarra se trabajan concienzudamente  este primordial aspecto. Se diría que "Dystopika" no pertenece a éste tiempo. Y no me parece mal atributo, sino todo lo contrario. Cuando liberan sintetizadores,  el sabor a prog histórico se acrecienta, y aquello se acerca al sur en su épica parte final.

"Return to Karnak 9" (19'46) hace alusión en su título. Aunque Moon Cluster prefiere captar sensaciones, no clonaciones. Que aquella primera vez que escuchaste en cassette el disco de portada Giger te atrape de nuevo, siquiera en un recóndito rincón  de tu corazón y alma. Sólo un recuerdo. Todo es nuevo. Así debe ser. La guitarra charla con el Hammond, e inevitablemente producen progresivo cuántico,  revividos multiversos paralelos. Cosas que te vienen a la mente, pero de otra forma. Hacia el minuto 7.50 el piano-solo toma reflexiva introspección,  y uno se detiene en la inexorable avalancha del tiempo, que se nos lleva sin remedio. 



En realidad, ésta banda utiliza la herencia del pasado para crear, no recrear, nuevos-viejos sentimientos que creías perdidos. No me negarás que es un puntazo. No son de virtuosismos desmadrados ni tienen superpoderes cósmicos.  Prefieren la exploración anímica, el hacer balance y decir...."joer, paqué tanto!". Todo puede ser más fácil  con sincera entrega, emoción y amor por ésta música. Que, se pongan como se pongan, ya es eterna. "Dystopika" es un vivo ejemplo.

J.J. IGLESIAS



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