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EL PROGRESIVO DEL SIGLO XXI -1: Cyan - Magenta

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 A día de hoy al igual que otras muchas cosas, está tan desvirtuado todo que creo conveniente aportar algo de luz, para que los tipos de estilos progresivos y sus alegres etiquetas caprichosas no se mezclen entre el exceso de propuestas que aparecen y que además la gente más joven no se pierda constantemente en un mar de confusión. Dando por hecho que por un milagro de la sensibilidad y la sensatez opte por escuchar una música que tenga unas directrices muy concretas. Todo ello con el fin de que se aclare algo y diferencie lo que es una banda de “rock” y lo que es una banda “prog”. Las líneas están hoy tan desdibujadas y con tanta especia artificial para disimular el sabor que la confusión es fácil tenerla si te estás iniciando en ello y desde luego la información y las múltiples etiquetas que ponen a cada producto no ayuda a ello.  Naturalmente no todo lo que entra por los oídos tiene el mismo efecto en la gente que escucha música. En los años sesenta-setenta y aunque esto pu...

IN MEMORIAM : Peter Frohmader – Ritual (1986/ Multimood)

 Casi a la vez que Klaus Schulze, abandona éste plano temporal otro grande de la electrónica,  Peter Frohmader.



Desde Múnich, Frohmader fue un elegido para preservar la llama de la vanguardia en los convulsos y poco fiables años 80. Algo sin duda necesario. Siendo uno de los más innovadores artistas alemanes de ésa década. Abarcando con su música experimentación sin límite, (y en aquellos tiempos tiene su mérito), o hasta pequeños trabajos orquestales. Siempre desde una perspectiva de goticismo ambiental oscuro, sus primeros trabajos, "Nekropolis" (1981) y "Nekropolis 2" (1982) fueron música instrumental de violencia sintética abisal,  que no se conformaba con ésta,  explorando también  desde el núcleo de otros instrumentos. Con una visión post-industrial de un mundo deshumanizado,  el actual, visto sin embargo con unas lentes de barroquismo decimonónico lovecraftiano. Ése sería un buen comienzo descriptivo. "Live" (1983) y "Ballet of Death" (1985) seguirían ése culto pagano a deidades oscuras fruto de su ilimitada imaginación. 


Así llegamos a "Ritual" (1986), publicado por el sello sueco Multimood. Su ambición estética le impide centrarse tan sólo en los sintes, siendo un multiinstrumentista notable. Una batería orgánica y funeraria entra en "Monolith", donde Stephan Manus añade un plañidero violín de lamento sobrenatural, en compañía de sintetizadores sacros de extraña naturaleza ocultista. No comparable con nadie. Fascinante extrañeza fílmica. "Trance" revela bucle melódico en reiteración evolutiva alienígena. Hasta descomponerse en licuado magma sonoro de pastosa  densidad indefinida. Combinación percusivo-secuencial-minimal como intro de "Magic". Fantasmagórico ensueño de apariciones espectrales sonoras invocadas desde las profundidades de un bosque mental impenetrable. Como unos primeros Kraftwerk de misteriosa abstracción. Vuelve el violín de Stephan Manus en "Arrival" con desasosegante aparición de maremagnum electrónica-psicofónica plagada de entes amorfos procedentes de atormentadas dimensiones. Banda sonora de nuestro tiempo?....."Nightmare" invoca a lo más arriesgado de la primera Berlín School, con respiración asistida por Terry Riley.  Se hace corto. 

En la segunda parte de éste "Ritual", "Ecstasy" abre con un tenebroso pulso cinemático, donde la batería vuelve a cumplir su cometido como elemento de alto suspense emocional. En simbiosis electrónica de negrura pesadillesca repetitiva y demencial. Sin silencios, aparece la mini-sinfonía alien "Departure", con sincronía rítmica ciber de sonoridad tan inquietante como bien elegida. Mientras los aullidos desesperados de un saxo, el de Stefan Plett, se confunden en un vortice psico-ilógico de insondable naturaleza cósmica. Que se funde con la final "Firmament" en otro reinado surreal donde ése mismo saxo se mimetiza, entre cadencias electrónicas berlinesas de desbordante inspiración kosmische-dark-Dadá. 



Es éste un "Ritual" para nada habitual. Sin comparaciones posibles. Elemento éste  a destacar en la vasta obra de Frohmader, que continuó ofreciendo pesadillas a la carta desde sus Nekropolis Studios, durante toda su existencia. Quizá lo siga haciendo, allá donde ahora esté.  Seguro.

J.J. IGLESIAS 

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