A día de hoy al igual que otras muchas cosas, está tan desvirtuado todo que creo conveniente aportar algo de luz, para que los tipos de estilos progresivos y sus alegres etiquetas caprichosas no se mezclen entre el exceso de propuestas que aparecen y que además la gente más joven no se pierda constantemente en un mar de confusión. Dando por hecho que por un milagro de la sensibilidad y la sensatez opte por escuchar una música que tenga unas directrices muy concretas. Todo ello con el fin de que se aclare algo y diferencie lo que es una banda de “rock” y lo que es una banda “prog”. Las líneas están hoy tan desdibujadas y con tanta especia artificial para disimular el sabor que la confusión es fácil tenerla si te estás iniciando en ello y desde luego la información y las múltiples etiquetas que ponen a cada producto no ayuda a ello. Naturalmente no todo lo que entra por los oídos tiene el mismo efecto en la gente que escucha música. En los años sesenta-setenta y aunque esto pu...
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BARRABÁS - Barrabás (1972, RCA)
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Caliente. Palabra que casa en meritorio maridaje con lo que Fernando Arbex soñó para sus Barrabás, pues el proyecto era un pequeño universo creado para ser dirigido por sus expertas manos. Está el que intuye las visiones en lo que fue el último trabajo de Brincos, ya sin el artículo delante para internacionalizarlos. Sólo quedaban Arbex y Manolo González de la vieja guardia, siendo World, Devil, Body un querer acercarse más a Iron Butterfly que a Malo, que es a lo que recordaría el primer LP de Barrabás. Entremedias quedaba la apuesta Alacrán en la que Fernando sí tanteó el asentamiento definitivo entre un guirigay de influencias que le apasionaban. Junto a Joao Antonio Vidal, Tito Duarte, Iñaki Egaña y, ante todo, los viejos conocidos Ricky y Miguel Morales (hermanos de Junior que entraron en Los Brincos tras su salida), el asunto toma un cariz apasionante que va más allá del capricho de estudio.
El rock fusión que le sale al líder de la banda en canciones como “Wild Safari”, “Try And Try” o “Woman” es tan latino como danzón, pasando de Santana a Osibisa y a unos bajos funk que se meten en el sistema nervioso central del oyente poseyéndolo sin remisión. Enrique “Ricky” Morales le sigue la corriente escribiendo cosas como “Cheer Up”, entre José Feliciano y los America en bote de melaza, o “Chicco”, mestizaje neoyorquino de pleno Hell’s Kitchen para hermanos del barrio. Duarte a las percusiones delira un colchón que en otras formaciones suena estricto y lineal, mientras que Tito aporta imaginación y recursos como ejecutor de las notas en el pentagrama; la flauta de Joao termina de darle el toque original de un artista que lo mismo se enfrenta a las teclas como ataca instrumentos de viento.
Para 1981 ya habrían metido la cabeza en un funk de embelesamiento disco, teniendo desde el segundo vinilo de Barrabás a Arbex como mandamás en la sombra y sin formar parte de las grabaciones como ejecutor frente a su batería.
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