A día de hoy al igual que otras muchas cosas, está tan desvirtuado todo que creo conveniente aportar algo de luz, para que los tipos de estilos progresivos y sus alegres etiquetas caprichosas no se mezclen entre el exceso de propuestas que aparecen y que además la gente más joven no se pierda constantemente en un mar de confusión. Dando por hecho que por un milagro de la sensibilidad y la sensatez opte por escuchar una música que tenga unas directrices muy concretas. Todo ello con el fin de que se aclare algo y diferencie lo que es una banda de “rock” y lo que es una banda “prog”. Las líneas están hoy tan desdibujadas y con tanta especia artificial para disimular el sabor que la confusión es fácil tenerla si te estás iniciando en ello y desde luego la información y las múltiples etiquetas que ponen a cada producto no ayuda a ello. Naturalmente no todo lo que entra por los oídos tiene el mismo efecto en la gente que escucha música. En los años sesenta-setenta y aunque esto pu...
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KROKOFANT– Q (2019 / RUNE GRAMMOFON)
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La fórmula a veces se agota o llega a un punto muerto. Así que, o se para, o se reinventa con el añadido de nuevos elementos......o se sigue hasta que cae por su propio peso.
Eso es lo que han querido evitar los noruegos Krokofant. Que tras tres álbumes anteriores, "Krokofant" (2014), "II" (2016) y "III" (2017), se replantearon nuevas estrategias. Su líder es Tom Hasslan (guitarrista y principal compositor). Axel Skalstad (batería) y Jørgen Mathisen (saxo) eran el núcleo de la banda hasta ahora. Con el añadido actual del teclista Stale Storløkken (Elephant9, Terje Rypdal, Motorsycho) y el bajista Ingebrigt Haker Flaten (The Thing, Scorch Trío). Esto les ha dado nueva vida, y hasta ellos hablan de "su mejor trabajo hasta la fecha" (ninguna novedad, todos lo hacen, pero en ésta ocasión igual es cierto!).
Sólo sé que es poner "Part 1" (13'30), y asistir a una exhibición progresiva de superlativa consideración, con un batería en la onda de Morgan Agren, en hiper-propulsión turbo-rítmica que quita el aliento y la gripe. Arrastrando al resto a un paroxismo be-bop-rog que igual trae figuras de John Coltrane, que de Terje Rypdal, Soft Machine, Isotope o la Mahavishnu. Fuera de serie instrumental espectacular, de organada torrencial y "heavy metal jazz" para asustar. ...a los heavys. El elemento free en los minutos finales casi aseguraría que está estructurado, y su duelo entre saxo y batería es digno de una pelea bruta de Marvel.
La más "breve" es "Part 2" (6'34), con métrica matemático-rítmica inestable (me río de los del math rock), y una bonita melodía entre Egg y VDGG. Lo primero por sus inteligentes líneas de órgano dignas de un Dave Stewart o el sesudo ritmo percusivo de Clive Brooks. Lo segundo por el saxo a la David Jackson (el cual es recordado en más de un momento del disco).
"Part 3" (12'08) dibuja un paisaje otoñal, de profunda nostalgia y reflexión por el tiempo pasado. Sus tonos grisáceos me llevan a agrupaciones jazz-kraut como Kraan, Exmagma o Dzyan. Pero también a los King Crimson de los 70, en igualdad de condiciones. El saxo de Mathisen está resplandeciente, haciendo extraordinario equipo con el órgano / teclados de Storløkken. Puro VDGG del "Pawn Hearts", pero en orientación jazzistico-progresiva. La sección de ritmo merece atención aparte. De hecho, es tanto lo que pasa a cada segundo, que se necesitan unas cuantas atentas escuchas para dominar un poco a éste bicho. Su inventiva se aprecia ilimitada, dejando patente que la inclusión de los dos nuevos fichajes les ha dado fuel inspirativo para continuar con Krokofant con pie firme. De mitad del tema hasta el final, llegan a tesituras de unos Henry Cow, con una acertada improvisación, instrumentación descomunal y final resolutivo con la gloriosa melodía principal de emocionante épica. Posiblemente es mi parte favorita.....
Aunque "Part 4" (11'31) podría llevarse ése título también. Porque vuelven a invocar al Canterbury más experimental, original y necesario, con Egg y los Cow a la cabeza, más una sana dosis de Elton Dean. Con añeja añada Hammond, ritmos trigonométricos y saxo coltraniano en salvaje cabalgada que deshace al más exigente aficionado. Si gente como Krokofant están practicando y creando éste tipo de material, no puede estar el mundo tan mal, brothers. Uno de los serios aspirantes al trono del año, en mi opinión.
Disco descomunal. De los que no salen en Prog Magazine ;-)
ResponderEliminarY buenísima reseña.