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EL PROGRESIVO DEL SIGLO XXI -1: Cyan - Magenta

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 A día de hoy al igual que otras muchas cosas, está tan desvirtuado todo que creo conveniente aportar algo de luz, para que los tipos de estilos progresivos y sus alegres etiquetas caprichosas no se mezclen entre el exceso de propuestas que aparecen y que además la gente más joven no se pierda constantemente en un mar de confusión. Dando por hecho que por un milagro de la sensibilidad y la sensatez opte por escuchar una música que tenga unas directrices muy concretas. Todo ello con el fin de que se aclare algo y diferencie lo que es una banda de “rock” y lo que es una banda “prog”. Las líneas están hoy tan desdibujadas y con tanta especia artificial para disimular el sabor que la confusión es fácil tenerla si te estás iniciando en ello y desde luego la información y las múltiples etiquetas que ponen a cada producto no ayuda a ello.  Naturalmente no todo lo que entra por los oídos tiene el mismo efecto en la gente que escucha música. En los años sesenta-setenta y aunque esto pu...

ISILDURS BANE - Eight Moments Of Eternity (1987)

Ocho momentos de eternidad es incluso más corto que el anterior. Tan solo 35 mtos de música instrumental que borra el regusto frívolo del Sea reflections y es definitivamente el álbum que va a marcar el futuro estilo de la banda. No tuvo buenas críticas. Porque en realidad ningún disco prog de esa década de los ochenta la tuvo, pero conseguimos algo más importante, el amante prog y el músico que había sobrevivido a la “caza de brujas” de los cerebros de plástico de la crítica y de las compañías del insensible negocio discográfico, lograríamos el concepto de “música de culto” y aunque no me gusta el término de “club selecto” por la gilipollez  y vanidad que implica, fue la única manera de que este estilo de música no desapareciera del todo de la faz de la tierra y pudiese soportar el puente haca la siguiente década, mucho más receptiva e inteligente que la anterior en cuanto a música se refiere. La línea de Isildurs sigue aquí en el lenguaje del jazz, pero ya incluyen una amplia sección de música de cámara que enriquecen a los instrumentos habituales de una banda de rock. 

Los ocho momentos es un trabajo superior en términos generales y bastante más melódico y progresivo que el anterior. No hay tanta “juerga” y sí mejores temas. La simple y clara melodía de “Lady en Green” ofrece el sonido limpio de apertura. El nuevo bajista Fredik Janacek en este disco es fundamental, así como en esa perfecta maquinaria que es la fantástica “The Factory Man” donde lleva al grupo en un pulso irresistible y el percusivo estilo de mamá Zappa parece tocarles con su inspiración a lo largo del entramado. El hombre currando, la mecanización, la falta de aire y las respiraciones agobiantes ofrecen un corte original y con trempera.  “Ben Oni” apunta hacia un festivo jazz rock sacado un poco de la línea del disco anterior.  Pero en “The Second Step” se apunta al futuro estilo de la banda hacia el perfume clásico modernista que, en los siguientes discos, se va a desbordar por completo y desde luego los refinados acentos se aprecian ya en “In the Same Class” con un bonito vibráfono y algo Pat  Metheny si quieres en el trasfondo estilístico y acústico. Luego viene “Gheel” con sus líneas orientales y su exotismo que compite con la fusión jazz-rock.

 Variedad absoluta en esta parte del disco y ganas absolutas de investigación, de romper moldes y de mezclar músicas, está claro que no quieren que te aburras y en ese sentido su música va escalando en complejidad, arreglos y calidad, a un paso bastante rápido porque ya estamos casi enfrente de las construcciones arquitectónicas imposibles y fantasiosas del siguiente álbum.
Alberto Torró

Sea Reflections / Eight Moments Of Eternity 





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