A día de hoy al igual que otras muchas cosas, está tan desvirtuado todo que creo conveniente aportar algo de luz, para que los tipos de estilos progresivos y sus alegres etiquetas caprichosas no se mezclen entre el exceso de propuestas que aparecen y que además la gente más joven no se pierda constantemente en un mar de confusión. Dando por hecho que por un milagro de la sensibilidad y la sensatez opte por escuchar una música que tenga unas directrices muy concretas. Todo ello con el fin de que se aclare algo y diferencie lo que es una banda de “rock” y lo que es una banda “prog”. Las líneas están hoy tan desdibujadas y con tanta especia artificial para disimular el sabor que la confusión es fácil tenerla si te estás iniciando en ello y desde luego la información y las múltiples etiquetas que ponen a cada producto no ayuda a ello. Naturalmente no todo lo que entra por los oídos tiene el mismo efecto en la gente que escucha música. En los años sesenta-setenta y aunque esto pu...
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MYTHOPOEIC MIND - Mythopoetry (2019 / MM)
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Que no se empeñen Prog Mag, Classic Rock, Mojo, Q y demás revistas británicas del gremio. El cetro progresivo de éste segundo renacimiento, es de Escandinavia. Que si lo situamos aproximadamente en 1995, va a cumplir pronto 25 años. Bastante más que la primera generación.
Y dentro de ése maravilloso mundo escandi-prog, los noruegos Panzerpappa llevan aportando ya siete esplendorosos discos entre el R. I. O más cuerdo y el Canterbury nunca olvidado. Su saxofonista-teclados, Steinar Børve, ha decidido poner en circulación un proyecto paralelo llamado Mythopoeic Mind. Para ello ha contado con una selecta plantilla de colaboradores con nombres trabalenguas, casi todos miembros de bandas como Gentle Knife o Pymlico. Aprovecho para recomendarlos efusivamente. El mezclaje y mastering de éste debut, - que tiene un algo de inspiración-tópico Tolkien -, ha sido obra de Trond Gjellum (percusionista de Panzerpappa) y el casi mítico ya, Jacob Horn-Lupo (White Willow).
La "Prologue Song" (2'34) rezuma romanticismo y olor a naturaleza (con su puto polen y todo). "Prey" (6'52) ya entra en materia como unos Gentle Giant mutados con UK. La melodía vocal tiende al jazz rock, más british que yanqui. Así que algunos tics y arreglos suenan a clásico National Health, lo cual me llena de gozo y satisfacción. La guitarra homenajea a Holdsworth y los teclados son una exuberante jungla de sonidos analógicos bien queridos por todos los parroquianos que lean esto. Perfecta rola en su ejercicio canterburyano. Eso mismo mezclado con enigmáticas corcheas crimsonianas nos trae "Mount Doom" (10'14), que luego toma forma hackettiano-genética, con una muy original melodía instrumental.
Nada como un buen derroche de inspiración para convencer al más escéptico de que éstos noruegos son "la nueva chica en la oficina prog". Y está buena que te cagas. Machismo? Comparar música hermosa con una bella mujer me parece el mayor de los analogismos. Y esto es música hermosa, vaya que sí, sin envidiar a ninguna Miss 70s. "Train Of Mind" (6'39) vuelve a un pseudo-Canterbury gótico crimsoniano, donde aparecen los vientos de Steinar por primera vez. Dando agilidad al instrumental, con retozones bajos que, unido todo, recuerda poderosamente a Pekka Pohjola, uno de mis héroes finlandeses de siempre.
Otra sincera demostración de amor prog 70s es "Sailor's Disgrace" (13'39). Retro de corazón, con ganas de ganarse a la Yes fandom. Y sombras chinescas del "Lizard" del Rey Crimson, de Soft Machine en sus álbumes numéricos, de eternas vibraciones sin fecha de caducidad. Porque el que hoy vende modernidad en el rock progresivo, todavía no se ha enterado de que va esto. Un género de pleno derecho. Y como tal, ha de sonar tan a 70s como se pueda. Como el be-bop a 40s, el rock'n'roll a 50s, el synth-pop a 80s o el grunge a 90s. Mythopoeic Mind, y toda Escandinavia, lo saben. Por eso son los putos amos del género, no le des más vueltas.
"Epilogue Song" (2'40) termina como empezó, con paz espiritual y plena tranquilidad ante unos deberes bien hechos. Que quieren que les diga, un discazo.
Totalmente de acuerdo con la reseña y los comentarios vertidos en ella.
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