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BLUE ŐYSTER CULT - Ghost Stories (2024/ Frontiers)

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 A cuatro años de su último álbum real "The Symbol Remains", Blue Őyster Cult dicen que adiós al estudio. Lo normal sería lo contrario. Que dejaran las agotadoras giras, todavía más pesadas a su edad, y se interesaran por crear.  Pero a éstas alturas, dudo que el romanticismo les importe algo. Se la suda un ciento. Saben que la pasta está en los directos, aunque tengan que morir sobre un escenario. Y eso que aquel "The Symbol Remains", haciendo criba y dejando 40 minutos, dejaba ver un buen álbum.  Sobraba paja ajena a la banda. Me encanta el título con segundas del "nuevo", "Ghost Stories". Entrecomillo porque de "nuevo" no tiene nada. Que se trata de material raro e inédito del 78 al 83. O sea, con la formación estelar mayormente: Albert Bouchard (batería,  bajo, voz), Joe Bouchard (bajo, guitarra, teclados, voz), Allan Lanier (guitarra, teclados), Eric Bloom (voz solista, guitarra, teclados) y Donald "Buck Dharma" Roeser (g

FRANK ZAPPA -. HAMMERSMITH ODEON 1978 (colaboración Alberto Torró)

Durante el año 1977 Zappa estuvo girando con una nueva banda que sería la que configuraría el álbum Sheik Yerbouti en 1978. Es una pena que no haya grabaciones oficiales de 1977. Todo son piratadas con mejor o peor sonido y no es un año muy conocido de sus actividades al menos para mí. 


Nuestro amigo  crimsoniano  Adrian Belew  tuvo la suerte de ser escuchado una noche por Frank. Hay alguna anécdota al respecto. Pocos saben que Zappa solía ir a escuchar a bandas poco conocidas o noveles, en sus horas libres, en los lugares donde solía actuar. A Belew le pasó esto. Le cayó en gracia que Adrian hiciese sus locuras habituales con la guitarra y le ofreció una audición, un terrible casting al lado de 50 tipos más. Para su sorpresa le salió bien y no se lo creía, aunque tardaría seis meses en llamarle. 


A principios de 1978 y con el nuevo grupo al completo, Frank actuaría en el Hammersmith londinense a finales de enero de ese año. Esta grabación como la mayoría de los grandes conciertos del genio salió a la luz en 2010 y multiplica con creces esos tiempos del Sheik Yerbouti. Un tripe CD para más señas que enriquecen las pequeñas dosis que escuchábamos en los 70´s con la única guía del LP oficial de turno. Live at  Hammersmith Odeon es un mastodonte diseñado para saciar al zappero vicioso, enganchado, irredento. 174 minutos de música a todo tren y con un line up que os comento: Zappa a la batuta, a la guitarra, a la coreografía chorras  y a controlar al milímetro a las incautas criaturas que lo acompañan como músicos:  Terry Bozzio, ya un alter ego, muy gamberro en el escenario y dando hostias a la batería como panes en difíciles ritmos cruzados y breaks imposibles. Patrick O´hearn al bajo y voces, un tipo discreto pero efectivo. Adrian Belew a la guitarra y voces y payasadas varias, no se lo creía pero estuvo en el escenario al lado de un tipo jodido y tiquismiquis como Frank.  Los teclistas Tommy Mars y Peter Wolf, dos profesionales de alto calibre claro, y con poco sentido de la vergüenza y del sentido crítico (el jefe paga). Para terminar el pulpo de Ed Mann a las percusiones variadas, no pregunto su nivel si tiene que tocar con Zappa, me lo imagino. El sonido apabullante, la interpretación brillante etc etc…porque Zappa a estas alturas podía permitirse contratar a lo mejor de lo mejor y que nadie le diga lo contrario ni lo contradiga. La diferencia de edad entre los tipos que entraban en su banda y él comenzaba a distanciarse, e imagino al calvo cabrón de la película Whiplash en el papel de Zappa y el acojone de los chavales… exagero probablemente, pero no iría la cosa muy desencaminada. Me encanta tocar la batería, pero lo habría aguantado 5 mtos escasos. 


Las versiones live aquí grabadas son para variar la complicación musical por excelencia. Belew años después se quejaba del nivel de exigencia que Frank pedía a sus músicos, así como los interminables solos de guitarra del líder ya muy crecido en su particular mundo. Tres Cd´s como digo con un programa muy completo entre viejos y nuevos temas que funcionan como los mecanismos de una relojería suiza y exigen una concentración sin segundos para el despiste. Nosotros disfrutamos de la audición. Los músicos, aunque rieron e hicieron mucho el gilipollas en el escenario, las debieron de pasar canutas. Un disco imprescindible y una obra maestra naturalmente.






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